​​​​Para reflexionar sobre el efecto de los recuerdos en nuestro humor:

Durante una sesión le pregunté a mi paciente cómo había pasado el fín de semana, "mal" me dijo. Relató que iba en su auto camino a una casa quinta cuando embistió a un vehículo que había frenado de manera repentina. Después del susto empezaron los bocinazos, los autos pasaban muy rápido por la autopista y uno de sus hijos se puso a llorar. Le tembló la voz cuando les dijo a los chicos que no era nada. Las piernas le temblaron más aún cuando se tuvo que bajar del auto para poner la baliza. Si bien no hubo heridos el choque provocó que ella y sus hijos estuvieran detenidos en el carril rápido durante más de 40 minutos hasta ser socorridos por personal de la autopista.

Lo que quiero destacar con esta anécdota es que la paciente no tomó en cuenta otros buenos momentos que ella y sus hijos disfrutaron más tarde en la casa de fin de semana. Ella hizo un balance deficiente. Su memoria emocional se focalizó en el accidente opacando los buenos recuerdos. Es frecuente que la mente tienda a recordar los eventos negativos o peligrosos para que podamos reconocerlos y protegernos en futuras situaciones. Este proceso se relaciona con el instinto de supervivencia.

Conocer esta tendencia nos puede ayudar a compensarla para que nuestros recuerdos sean más gratos.













Así como un evento puede ser explicado de distintas maneras por diferentes personas, los recuerdos también son construcciones e interpretaciones de la realidad. No son grabaciones exactas de sucesos vivenciados. Al recordar volvemos a construir y cada recuerdo puede tener alguna diferencia con la interpretación original. Las situaciones vividas en el pasado influyen en nuestro estado anímico. Es importante participar de manera consciente y voluntaria cada vez que memorizamos o recordamos un evento significativo. Una visión parcial o errada puede producirnos ansiedad, temor o enojo innecesariamente. Es sumamente útil conocernos y descubrir si tenemos algún patrón recurrente al interpretar. Es probable que sin ser conscientes seamos proclives a dar significados tendenciosos a nuestros recuerdos o experiencias.

Jose Migali​, psicólogo


Malestar emocional, ansiedad, ataque de pánico, fobia, obsesión, desmotivación, depresión, acumulación.

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